Anteriormente estuvimos destacando la importancia de la actividad física y el sueño para optimizar el descanso y la recuperación. Frente a esto existen también diferentes lineamientos generales para dormir mejor.
Aprender cuáles son las necesidades del sueño.
Conviene determinar cuánto tiempo necesitamos de sueño para sentirnos descansados al otro día. Anotar la cantidad de horas y luego evaluar cómo nos sentimos al otro día, es una excelente estrategia para saber cuantas horas necesitamos. Además, esto ayudará a coordinar a que la hora de levantarse sea siempre la misma, programando de mejor manera el reloj biológico y así también mejorar la calidad del sueño y el descanso.
Medio ambiente
Asegurarse que la habitación esté lo más oscuro posible, así como que nos encontremos en una cama cómoda y confortable.
Tomar un baño caliente horas previas a ir a la cama parece ser que ayuda a conciliar el sueño. Sobre todo, en esta época fría, ducharse y acostarse es una excelente estrategia.
Evitar teléfonos móviles, la televisión, comer o leer en la cama, ya que estimulan de diferente manera a la atención y por ende a mantener el organismo despierto.
Evitar los alimentos excitantes como la cafeína, el alcohol, o bebidas azucaradas cerca de la hora de acostarse. Ya que mantiene demasiado activo al organismo, dificultando conciliar el sueño. También evitar comidas muy copiosas o de lenta digestión antes de acostarse, ya que van generar una demanda al organismo muy grande que afectará el óptimo descanso y el sueño.
Si hubo una noche que se durmió menos de lo acostumbrado, intentar que en la siguiente el descanso y las horas de sueño sean mayor. Así se equilibra el organismo correctamente.